21 may 2013

SAN MILLÁN DE LA COGOLLA – “Monasterio de Yuso”

- CAMINO:
Tras visitar el “Monasterio de Suso” o de arriba, el autobús nos dejó en la puerta del “Monasterio de Yuso” o de abajo, ambos Patrimonio de la Humanidad. Pagamos los 5,00 € de entrada y esperamos a que llegara la guía que nos acompañaría en la visita.


Los dos monasterios son completamente independientes, el de Suso pertenece al estado y el de Yuso a la orden de Agustinos Recoletos que habita en una de sus alas y está gestionado por una empresa privada que es la propietaria del Hotel.
Creedme, estas dos circunstancias se notan y mucho. Mientras que la guía del Monasterio de Suso estaba deseando que nos fuéramos y su tono en la explicación era monótono y sin ganas, la del monasterio de Yuso resultó ser todo lo contrario. Ponía interés y acento en sus explicaciones, remarcaba, daba anécdotas, datos históricos y curiosos. Supongo que estaba harta de ver grupos de gente y contarles lo mismo, pero no se notaba y resultó una visita muy gratificante. No quiero echarle la culpa a la guía del monasterio de Suso, simplemente esto me lleva a pensar que la diferencia de gestión entre los dos edificios, privada y pública, hace que los empleados del monasterio de abajo quizás estén mejor pagados que los del de arriba.


El Monasterio de Yuso se fundó en 1.053 cuando el de Suso se quedó pequeño. Se comenzó con el traslado de las reliquias del santo, ya que en este lugar es donde, según cuenta la leyenda, se detuvo la yunta de bueyes que transportaba los restos de San Millán camino de Nájera.
El Monasterio ha sufrido varias destrucciones y abandono, erigido en estilo románico su reconstrucción le ha dado posteriormente la imagen renacentista.
El acceso tanto al hotel como a la zona de visita del monasterio se realiza desde un gran patio rodeado de altos muros con fachada principal de puerta barroca coronada por un relieve a caballo de San Millán a imitación del lienzo del retablo mayor de la iglesia. Aparte del área ocupada por el hotel, tampoco se puede visitar la ocupada por los monjes.


En una primera sala, que los lienzos de los cuatro reyes bienhechores del monasterio le otorgan el nombre de “Salón de los Reyes”, junto a una copia del códice 60, nos cuentan la historia del monasterio y como resultó ser la cuna del castellano y el euskera. Ya que en él y procedente del Monasterio de Suso se conservó la manifestación escrita mas antigua que se conoce en lengua castellana y vascuence, estas figuran en los márgenes del códice, fechado en el 964, de las llamadas “Glosas Emillianenses “.
De aquí pasamos al claustro. De dos plantas, la de abajo con arquería gótica pero concepción renacentista y la de arriba clasicista con columnas toscanas.


Denominado procesional porque en él los monjes recitaban sus oraciones recorriéndolo despacio, las estatuas están mutiladas, símbolo del paso de las tropas napoleónicas. 


El claustro nos facilita el acceso por una bella portada plateresca que alberga la recargada puerta manierista de la iglesia


Posee tres naves, bóveda estrellada, cimborrio y se realizó en estilo gótico decadente. El retablo renacentista alberga pinturas de Juan de Ricci representando a San Millán a caballo peleando contra los musulmanes a semejanza de Santiago, algo improbable, ya que San Millán era eremita. 


La fantástica rejería de Sebastián de Medina de 1.676 protege la sillería de estilo plateresco del coro bajo, realizada por un artista flamenco divide la iglesia en dos zonas, la del clero y la del pueblo.

 

La del pueblo nos muestra su bello púlpito plateresco de madera decorado con relieves de los evangelistas y de la pasión y el trascoro de estilo rococó francés es a la vez puerta y retablo decorado con esculturas que representan a los discípulos de San Millán. 


El coro alto es del S. XVIII.


Dos veces al año, en el equinoccio, durante escasos minutos. el sol entra por el rosetón de la iglesia, atraviesa el círculo que corona el trascoro y da en el centro geométrico de la iglesia lo que demuestra su perfecta orientación.


Abandonamos la iglesia y nos encaminamos a la sacristía. Antigua sala capitular, está presidida por un retablo barroco con talla de Nuestra Señora Reina de los Ángeles, bonitos muebles cajonera de madera de nogal para guardar las vestimentas y un techo espléndidamente pintado cuyos frescos del S. XVIII conservan los colores originales. Encima de las cajoneras hay 24 óleos sobre cobre de estilo barroco.
 
 
  











Los escalones de piedra nos llevan al claustro alto donde se encuentran las antiguas celdas de los monjes con cuadros sobre sus puertas que cuentan la vida y milagros de San Millán.


Una de las habitaciones alberga los 25 enormes volúmenes de cantorales originales, del S. XVII, que pesan alrededor de 50 Kg. cada uno, y que contienen las letras de los cantos que se instalaban en el atril del coro. El archivo y biblioteca del monasterio está considerado uno de los mejores de España por la antigüedad de los documentos que alberga.
La capilla guarda las réplicas de dos bellos relicarios, de San Millán y San Felices, de los S. XI y XII, realizados en marfil, obras maestras de románico, que albergaron los huesos de los santos y de los cuales desaparecieron algunas de las placas de marfil, metal y piedras preciosas a manos de los soldados de Napoleón.













Con la cabeza repleta de cultura, pero con el frío metido en los huesos y el estómago vacío dejamos el Monasterio de Yuso y nos encaminamos a buscar un lugar calentito donde comer.
Fecha de visita: Noviembre 2012

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